Nací
 en el siglo pasado, mujer de batallas, incansable, idealista, 
visionaria y soñadora; muchas veces defraudada, traicionada y pisada, 
dolorosas experiencias por las que aprendí a clasificar a las personas: a
 las buenas de las malas; aprendí a levantarme de las caídas, a 
reinventarme, a volver a confiar, a dejar atrás el pasado y no regresar a
 él.
Hoy camino con sigilo pero con pasos firmes, no soy la misma de ayer: soy más fuerte.


 
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