viernes, 22 de marzo de 2013

No he muerto, tan solo he envejecido.






¿A dónde se va uno cuando se ha perdido en la memoria? ¿cuando los felices años de la juventud se han quedado atrás? y es qué el tiempo nos atrapa hasta volvernos tan sólo un recuerdo de lo que éramos! Pero, ¿acaso entonces ya no soy?

Toco mis manos, los surcos encallecidos de mis dedos se pierden entre mi enredado pelo y el dolor reumático de mis rodillas me dice que aún vivo!

Los días, las noches pasan tan lento, y yo sigo aquí, intentando sobrevivir ante una multitud que no me ve, que no me siente, yo sin embargo los siento, los veo, ¿por qué nadie puede verme?

A paso lento mi alma solloza mientras consigo que mi tercer pie me sostenga para no caer.

Te llamo y no me escuchas, mi voz aguda no me ayuda, ¿sí tan solo voltearas a verme? mi mirada te hablaría sin palabras, sabrías que estoy aquí, que no me he ido y que te necesito.

Mi cuerpo que un día amó y dio vida hoy tan sólo es un bulto arrugado y flácido arrumbado en un rincón. No he muerto, tan solo he envejecido.

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